El desarrollo de la pintura al pastel a lo largo de la Historia del Arte va ligado a la conquista del dibujo como técnica independiente y no sólo como complemento de la pintura con pincel. Su nombre deriva de la palabra pasta, la masa que se forma al mezclar los pigmentos en polvo con la goma que los aglutina.
El pastel empieza a utilizarse como un medio seco y rápido de aplicar color al dibujo para potenciar los volúmenes y acercarse un poco más a la realidad con el soporte del color, principalmente en el retrato y la pintura de figura. En el siglo XVIII ya es una de las técnicas mas utilizadas entre pintores de la corte francesa, y ha dejado de formar parte del dibujo para convertirse en un medio pictórico con personalidad propia. A partir de entonces estará presente y será protagonista de todos los movimientos artísticos hasta nuestros días.
Si en sus principios el pastel fue un complemento del dibujo en la pintura del retrato, hoy en día es una técnica que no conoce barreras temáticas, estilísticas ni de concepto.
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